domingo, 27 de marzo de 2011

Maria Rosenda Gutiérrez no es virgen

Como extraño la tinta, ese dolor de dedos de cuando una escribe y es escribe, alguien me robo parte de mis sílabas, se llevo todo lo que yo le expresaba a una Catarina, claro esta que no todo me lo han robado, hubo cosas que yo perdí por gusto, como todos esos inventarios de cajas de cereal, inagotables cajas de cereal endulzado, ustedes no tienen idea de cuanto cereal iba yo archivando para nada, con que ganas serraba los ojos e inhalaba el perfume de la lluvia, mi bodega para las tormentas. Y a la ora de dormir en esa época como hoy volvía a mis dedos, los contaba , los entrelazaba, los veía como algo ajeno, y es que mis dedos todos ellos son como mapas de tesoros, brújulas para el boy scout, en esas noches no podía ser mas insecta por que mi hermana me hubiese pisado.
Las palabras de un búho cuando se enamora no valen nada. De noche una puede decir cualquier cosa, yo le escribía cualquier cosa y se lo describía a mi puerta al baño, viajecitos con retorno.
Solo mis manos me creían, por que ellas fueron el testigo de que te recorrí sin santo y seña, yo llovi en diciembre para ti, fui tormenta sin bodega, alma en pena sobre el resbaladero de un parque, yo llovi y tus goteras no fueron crueles, pero algo me dolía al caer. La moraleja es no llover de noche, puesto que no existe posibilidad de arcoiris alguno.
Pd. No me crean ni una sola palabra.

viernes, 18 de marzo de 2011

good bye 23

la harina, el horno , la levadura…
pantrigosos recuerdos
giraflores pleatones,
las quemadoleduras que causan la sabia del árbol de mango
y por las mañas café con leche con dos de azúcar
los columpios donde me pendodivertía
mi papá detrás de su bigote
y las camas donde éramos canguroinfantes mis hermanos y yo
que glucosidad de memorias
que leche condensada
cuantos cacahuatitos, cartitas coleccionables
ah! La arcogelatina
como es que se me estaba pasando esa parte

que ojibello, que pestañismundo, que cejislunas, que boquiestrella.

Que maravilluviosos días.

jueves, 10 de marzo de 2011

Amor. Esto no es un poema

Todo poeta que se quiera dar a respetar tiene que tener un poema que se titule ¨Amor¨
Pero yo no soy poeta, soy adolecente veterana, de la misma manera que a los 13 era una niña de edad avanzada.

Y hoy estoy tan cansada, nade y nade, estuve de pie y de pie, me senté y me senté, mire y mire, miraba el mar.

Antes, hacia todo un rodeo para decir que no había maneras de decir el amor. Solo podemos decir ¨amor¨ ¨mi amor¨ pero decir el amor. Que vulgaridad.
Luego, intente definirlo con sinonimologias, con palabras y palabras dulces, ustedes saben: azúcar, miel, mandarinas, chicle.

De un tiempo acá me abruma hablar de amor, me causa bostezo, evado el tema, asiento con la cabeza, finjo estar de acuerdo para no alargar cualquier conversación al respecto.

Me conformo y soy feliz diciendo ¨amor¨ arrastrando su R irguiendo los labios como pececito casi ciego, y luego digo ¨Love¨ y me quedo mordiéndome el labio por más tiempo del que es considerado correcto. Pongo una mano en mi barbilla para sostener mi cabeza y así me quedo por el tiempo que se me da la gana, reteniendo la palabra entre mis dientes y mi labio.