lunes, 20 de junio de 2011

Prologo del manual para hacer monstruos de guayaba

Tampoco diré que nunca di vida propia a monstruos de guayaba, que nunca fui azafata de una nube moradecida, ennaranjada por la furia de un sol que siempre a repudiado el azul, tampoco diré que es fácil quedarse debajo de las ramas de un yucateco y soñar con el descenso al infierno cítrico de la mandarina.

No es fácil brotar de todas partes, ser amarillo todo el tiempo, no, no es fácil ser un girasol y no desistir ante la noche de escorpiones enfurecidos a orillas del camino.

Debajo de mi escritorio hay un cadáver disecado de un coral, regalo de un amigo reciente, de pagina nueva, de fotos que aun no me dan nostalgia, cuantos amigos seguirán viniendo solos con corales o galletas a mi livin room a tomar café ?

Afuera de mi departamento existe en poste en el barandal, me subo al barandal y me abrazo al poste para imaginarme en la proa de en barco gigante sin mas equipaje que un plato con galletas de vainilla.

Eso es lo fácil para mi, solo no tengo que dejar que los pinchazos en mi nariz (clownica en ocaciones especiales) no pasen a ser lagrimitas de cachorro enternecido. No se puede ir así por la vida.

No puedo renunciar al echo de pegar mis manos a la corteza de los arboles, ni dejar de aferrarlas a las cadenas de los columpios.

Hace muuuuucho mucho tiempo fui una adolescente que no pudo renunciar a dios ni a la confitería, por eso a pesar de 24 marzos y 23 diciembres que parecerían 12 mil, no dejo de mirar el cielo con la cara maquillada de chocolate blanco.

Ya no quiero hablar mas de mi, es aburrido y grosero, me gusta mas hablar de los monstruos de guayaba, explicare la primer parte del proceso, solo la primera parte.

Primera parte:
para realizar un monstruo de guayaba tiene que esperarse el tiempo donde la guayaba baja sola del árbol ( y pienso que si Newton hubiera sido latinoamericano...)

lunes, 13 de junio de 2011

una mas para mi primer primer amor.

Salvador: te tengo aquí, estás conmigo, a la orilla del mar, en todas partes. Todo parece pintado por ti a momentos.

Corazón goma de mascar, manos de nube. Me quedo en tus colores puros, trozo de mi infancia es en tu memoria algo casi borroso. Pastelito de cumpleaños.

Amor, te tengo aquí, estás conmigo, en la selva, cuando miro una mariposa que es tan diferente y no te la dibujo pero pienso en ti. Pienso en tu cuerpo que es verano, tibias piedras del arrollo a mediodía.

Quisiera nunca me faltases en tiempo de frio, que todas esas horas leyendo a Rubén Darío no sean en vano, ese oprimir en la garganta. Todo en cuanto a tu cabello es literatura, poemario de la fruta, lengua escaldada por la piña, labios partidos de tanto besar manzanas.